Nueva York.— El presidente Donald Trump volvió a echarle gasolina al pleito por el agua entre México y Estados Unidos, advirtiendo que aplicará sanciones y aranceles si no le entregan a Texas los 1.3 millones de acres-pies que asegura le deben. Con esta presión, el que ya salió perdiendo es Chihuahua, que depende del mismo río para riego y consumo, y ahora queda atrapado en medio del jaloneo internacional.

 

Aunque México explica que la falta de entregas se debe a una sequía histórica —algo que el propio Tratado de Aguas de 1944 reconoce como justificación válida para retrasos—, Trump dejó claro que va por todo. “Vamos a intensificar las consecuencias”, advirtió, ignorando las cláusulas que permiten posponer la deuda. El campo de Chihuahua, que ya batallaba con la falta de agua, ahora enfrenta la amenaza de que se priorice el abasto a EU, dejando secos a los productores locales.