Apenas amaneció y ya se veían a varios jueces y magistrados bien peinaditos, echando sonrisas y haciendo su luchita por quedar bien, porque arrancaron oficialmente las campañas para la famosa carrera judicial. Y aunque no hay lonas ni jingles, el ambiente huele a elecciones.
Todos quieren su lugar en el nuevo esquema del Poder Judicial, donde los puestos ahora se ganan —al menos en el papel— por méritos. Pero como buen puesto codiciado, ya se ven los movimientos, los saluditos estratégicos y uno que otro “yo sí te apoyo”. Se viene un tiroteo elegante de currículums, influencias y discursos llenos de tecnicismos.