Como si la guerra no hubiera dejado ya suficientes heridas abiertas, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, soltó una declaración que puso los pelos de punta: aseguró que “Gaza será totalmente destruida” y que los civiles palestinos serán enviados primero a una “zona humanitaria” y luego, en masa, a otros países.

El funcionario, miembro del partido de ultraderecha Sionista Religioso, aseguró que esa sería la única forma de “victoria” contra Hamás. La frase no solo encendió alarmas humanitarias, sino que también provocó reacciones internacionales, pues lo que plantea suena más a limpieza étnica que a una solución de paz. Mientras tanto, miles de familias palestinas siguen sobreviviendo en medio del caos, aferradas a una tierra que algunos ya planean arrasar por completo.