Treinta morros y morras de entre 16 y 27 años se juntaron para meterle mano al futuro del estado en el 8º Consejo Estatal de la Juventud, donde soltaron propuestas para que las políticas públicas de Chihuahua no sean puro adorno, sino algo que de veras les sirva.

El evento, organizado por el Ichijuv, dejó claro que las decisiones no deben tomarse entre políticos de traje y corbata que ni saben qué rollo con la raza joven. Aquí, los que se rifaron fueron ellos mismos, agarrando el timón para que sus ideas se vuelvan realidad.

Fernanda Jazmín Martínez Quintero, la mera mera del Ichijuv, les echó porras, diciendo que cada voz en ese consejo representa a miles de jóvenes que tienen ganas de ser escuchados. También recalcó que la salud mental es una bronca seria y que el gobierno debe meterle ganas para atenderla como se debe.

Los consejeros no llegaron nomás a platicar, sino que presentaron avances de reuniones pasadas y pusieron sobre la mesa proyectos concretos. Con esto, se van alineando con los planes estratégicos del estado y le dan un jalón a temas como educación, chamba y, claro, la salud mental, que urge atender con más psicólogos y apoyo real.

Con eventos así, el Ichijuv sigue apostándole a que los chavos no sean solo espectadores, sino los que pongan las reglas del juego. Porque si de algo quedó claro, es que en Chihuahua la juventud no se queda callada, sino que le entra con todo para cambiar su realidad.