Un grupo de astrónomos de la Universidad de Cambridge soltó la bomba: dicen haber detectado señales de actividad biológica en K2-18b, un planeta dos veces y media más grande que la Tierra y ubicado a unos 124 años luz. El hallazgo, que suena a película de Spielberg, generó emoción en redes, pero también levantó cejas entre la comunidad científica que, fiel al estilo de Carl Sagan, recordó que “afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”.

 

La ciencia no se deja llevar por el chisme ni por lo espectacular: si no hay evidencia sólida y repetible, no hay fiesta. Por eso, aunque el hallazgo suena prometedor, la comunidad científica sigue esperando más pruebas que validen o tiren al piso esta afirmación. Como quien dice: calma, que para decir que hay marcianos hay que verlos bailar primero.