Ante el temor de que la marcha del Día del Trabajo agarre vuelo y se ponga brava, especialmente por el enojo del magisterio con las reformas federales que les pegan donde duele —sus prestaciones y jubilaciones—, las autoridades decidieron blindar Palacio de Gobierno. No es broma: hasta las ventanas fueron tapadas, como si esperaran una tormenta.

 

Y es que en días pasados, los profes ya venían calentando motores con manifestaciones aquí y allá. Dicen que las reformas propuestas por el gobierno federal están lejos de ayudar y más bien parecen recortes disfrazados. Por eso, más vale prevenir que lamentar… o que se vayan a romper los vidrios.