Desde hace 13 años, el Río San Pedro no es cualquier aguaje, es un Humedal de Importancia Internacional, mero Sitio Ramsar 2047. Cada invierno, la bandota de las aves migratorias le cae aquí a descansar del frío, echándose un taco de ojo con el paisaje y otro de lombriz con lo que hay en el agua. Pelícanos, garzas, patos y hasta el Rascón Azteca, un plumífero en peligro de extinción, han hecho de este río su cantón, y nomás en diciembre del 2024 se dejó ver más del doble de pájaros que el año pasado. No es por nada, pero en el último conteo se contaron más de 28 mil aves, demostrando que este rinconcito es clave pa’ la vida silvestre.

Pero que no se confíe la raza, porque mantener este paraíso no es chamba de flojos. Desde el 2011, el ayuntamiento lo nombró área protegida, y en el 2012 lo metieron en la lista Ramsar. Hoy, la Patrulla Ecológica, la CONANP, la WWF y hasta la gente de Meoqui se la rifan pa’ que el río no se vuelva un muladar. Cada año se arma el Festival de las Aves, donde la banda se junta pa’ ver el espectáculo de plumas y agua. Entre huizaches, álamos y sauces, el Río San Pedro sigue firme, porque cuidar la naturaleza también es chamba de los meros buenos.