¡Se armó la fumadera santa y ya hay nuevo jefe en la Iglesia Católica! El elegido fue nada menos que Robert Francis Prevost, un obispo gringo de Boston que nació en Chicago y que trae más millas misioneras que avión de Aeroméxico. Ahora se hace llamar León XIV, pa’ que suene poderoso, y se convierte en el primer Papa estadounidense en la historia… ¡grítalo fuerte, América!
Los cardenales se pusieron de acuerdo (milagro aparte) y le dieron el voto al buen Robert, que además trae en la mochila experiencia en Perú y una sonrisa que no asusta a nadie. Cuando se soltó el “Habemus Papam”, la raza en la Plaza San Pedro brincó de emoción, aplaudió y hasta se echó selfies con fondo de campanadas. ¿Y ahora? Pues a ver si León XIV mete mano firme o paz mundial, pero por lo pronto, ¡ya tenemos Papa nuevecito!