En pleno monte de Tamazula, Durango, las autoridades federales le echaron montón a dos laboratorios clandestinos donde se cocinaba metanfetamina como si fueran hot cakes. La Marina y la FGR, junto con el Ejército, la Guardia Nacional y la SSPC, se lanzaron al operativo tras una buena chamba de inteligencia.
El golpe fue duro: más de 150 kilos de metanfetamina, 11,850 litros y 360 kilos de sustancias químicas listas para la receta. Todo eso, dicen, le pegó a los narcos con una pérdida de más de 50 millones de pesos. Ya se armó la carpeta y ahora falta dar con los chefs de esa cocina del infierno.