Joel Niño, bombero meoquense con casi 20 años de chamba, estuvo en los dos incendios que más ruido hicieron en la región: el de Soriana en 2005 y el de Walmart en 2025. En el primer chispazo, todo era un lío, con equipos viejos y poca preparación, pero en el de Walmart, la cosa fue distinta: ya traían más herramientas y más rapidez. Niño recuerda que antes andaban con una máquina de 1956, sin equipo para respirar y a puro pulmón. Hoy, con más recursos y entrenamiento, los bomberos ya no andan a ciegas, y el resultado es otro: el fuego se apaga más rápido y con menos riesgo.
Para Joel, no hay incendio pequeño, y aunque el de Soriana fue un caos, no olvida cómo, en medio de todo el humo, un compañero se metió a los pasteles de la panadería y se rió un buen rato. Aunque el trabajo de bombero es peligroso, Joel lo hace con pasión, y aunque el riesgo es el mismo, las herramientas y la preparación hoy son mucho mejores. “Aquí seguiremos, hasta que Dios quiera”, dijo el bombero, quien, con su experiencia y su equipo renovado, sigue al pie del cañón para apagar cualquier fuego que se presente.